Isabel Muñoz Vilallonga
Nació en Barcelona en el año 1951. Años después en 1970 se trasladó a Madrid y 9 años más tarde se matricula en la escuela Photocentro de Madrid para hacerse profesional en el campo de la fotografía.
En 1980 conoció a sus referencias en la fotografía, Ramón Maurelle y Eduardo Momeñe. Sus primero encargos fueron en 1981 para prensa y publicidad. Al conocer a Tote Trenas, la introduce en la fotografía cinematográfica, y así hizo para películas como Sal gorda y Penumbra la foto fija.
Se matricula en Visual Studios y estudia collage con John Wood y cianotipos con Martha Madigan, en Nueva York. Luego, continua sus estudios con Craig Stevens, Robert Steinberg y Neil Selkirk.
Vuelve a Nueva York para estudiar el formato en el ICP (1982-1986).
Al regresar a Madrid en 1986 en el Instituto Francés, hace su primera exposición llamada Toques.
En 1990 viaja a París alentada por Chantal Cottard.
Obtuvo el premio World Press Photo en 1999 la categoría Arte y Entretenimiento y en 2004 en la categoría retratos. Asimismo, en 2006 gana el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid.
De 1990 a 2007se dedicó a viajar por el mundo. En Cuba, Burkina Faso, Mali, Egipto y Turquía realiza trabajos a través de la danza y con el ballet de Victor Ullate. Con las artes marciales hace un trabajo en Shaolin, trabajando en la escuela de circo de Beijing en China. En Camboya trabaja sobre la danza y arquitectura Khmer y va al encuentro de los mutilados tratando el tema de esclavitud y tráfico de niños en el Sudeste Asiático. En Brasil se interesa en la Capoeira y siguen las series: Toros, Drags y El imperio de los sentidos.
Canon Francia le regaló en 2003 la Canon 1Ds y luego la Canon 1D Mark II, redescubre el color y empieza a trabajar el color digital. Redescubre también el retrato con: Cuenca en la mirada.
En Irán (2005) hace: El suhjune y Bam en la memoria. Y en Etiopía siguió a tribus que cuyo cuerpo era una forma de expresión: los Surma, Nyangaton, Hammer, Banna, Bodi, Mursi, Karo y Nuer.
Al año siguiente en El Salvador fotografió las tribus urbanas y empieza su trabajo: Maras, sobre la violencia.
En Brasil durante el 2007 y el 2008 realizo una serie de fotografías al colectivo transgénero.
En 2009 recibe la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, y el Premio Bartolomé Ros y gana el Premio PHotoEspaña.
(2008 - 2017) En África con la ONG Plan España sigue su tema de las minorías étnicas con los Pigmeos de Camerún.
Al año, por una idea de El País Semanal asumida por Unicef viaja por el mundo con su proyecto: Nuestro Pequeño Mundo, retratando niños por el 20º aniversario de la convención de los Derechos del Niño. Con: El amor y El éxtasis, se relaciona en ritos tradicionales y formas de alcanzar el éxtasis. En Irán, Siria, Turquía e Irak, expone el trabajo en el marco de PhotoEspaña 2010 en las salas del Canal de Isabel II de Madrid.
Inaugura en México su exposición: La Bestia.
Va a Papúa Guinea, pues sus habitantes también decoran su cuerpo inspirándose en la naturaleza del rededor.
En Bolivia fotografió a bailarines cubiertos de arcilla que portaban máscaras precolombinas como rito y la adoración a calaveras: las ñatitas (rito a los difuntos por sus favores).
En 2015 en la galería Blanca Berlín de Madrid inicia la exposición: Álbum de familia, en la que sus fotos, tomadas en la República Democrática del Congo y Borneo, buscaban la humanidad primitiva.
Conoció a Caddy Adzuba en uno de sus viajes a la República Democrática del Congo y a través de ella la situación de las mujeres y niñas en Kivu Sur, al este del país. Las fotografías de esta situación se expusieron por primera vez en el Instituto Francés de Kinshasa y luego en Bukavu. En Las Palmas, Casa África produce una nueva exposición con video testimonios de las mismas mujeres, luego esto se vio en el Museo Antropológico de Madrid.
En 2016 recibe el Premio Nacional de Fotografía y el Premio Optimista Comprometida con la Cultura.
En el 2017 expuso: El derecho a amar, con fotos de su serie: Identidades (2007-2008/Brasil), Hijiras (el tercer género para los hindús), y sesiones en su estudio de Madrid, en Centro Centro Madrid por el World Pride Madrid.
Agua, fue un proyecto del 2018, presentado en Blanca Berlín Galería como parte de la exposición evocadora de: La antropología de los sentimientos (esta exposición representa obsesiva y heterogéneamente el cuerpo humano, desde sus orígenes, la espiritualidad, la locura, limites y extremos del cuerpo, dimensión social en cuanto al cuerpo, y la sexualidad y el deseo), organizada en Tabacalera. Dicha exposición invita a la reflexión del futuro del planeta para las generaciones que vienen al seguir contaminando los mares.
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Del documental de Isabel Muñoz (Imprescindibles - Angalía Mzungu ("mira al blanco") lo que más me ha llamado la atención es cuando se habla sobre sus fotografías de contenido erótico, pues se dice en el documental que el tratamiento que hace Isabel Muñoz entre matices blancos y negros y en sí la misma fotografía hace que no quede algo inculto ya que dicha foto impacta más que el propio tema, al final es solo uno o más cuerpos retratados en relación al blanco, negro y gris.
Lo segundo que más me llamo la atención, es cuando una mujer del Congo habla de como le hace daño el ver que puede conocer y hablar de su propia cultura en un país distinto y saber que elementos de esta han sido de inspiración para artistas ajenos a su país que son quienes terminan sacando beneficio de esto, la razón por la que me llama la atención es que nunca lo había pensado antes y por irónico que parezca es verdad; culturas como estas son conocidas por el mundo al estar expuestas de una forma u otra en países distintos, y ahora gracias a tantas redes sociales, que a través de la imagen y sonido nos dan a conocerlas, para bien o para mal.
Una tercer cosa que me llama la atención es como la fotógrafa pone como referencia al Congo, para situar el cielo y a la vez el infierno, me parece curioso esto, pues ella al ser una mujer tan viajera que ha sido capaz de ver tanto mundo, sitúa en el mismo país dos cosas totalmente diferentes y creo que esta dualidad con la que siente las cosas se retrata en sus fotos.
Siguiendo este hilo, es destacable que ella no se empeñe en tener un estilo temático único e invariable en sus fotografías, sino que buscó el poder retratar un conjunto completo de tanto lo bueno como lo malo, como ella dijo: "no podía hablar solo del cielo". Es por eso que no nos presenta una colección de solo fotos bonitas de las distintas culturas del mundo que ha conocido, sino que nos sumerge totalmente en sus características, sus tradiciones y sus problemas.
Otra cosa que me llama la atención es la importancia que la fotógrafa le da a la mirada de quienes protagonizan sus fotos, ella no le interesa mostrar a las personas algo que no son, ella dice que la mirada es la que cuenta la historia de las personas, con la mirada se cuenta todo en sus fotos, por esta razón ella le da más importancia a los ojos que a otro gesto que no sea lo que representa verdaderamente a alguien.
Por otro lado, en el documental se puede evidenciar la forma de entender la fotografía desde distintas posturas, una de una mujer indignada, y con razón por sus malas condiciones de vida, pues ha perdido todo y aunque día a día se esfuerce excesivamente solo para poder comer, muchas veces no lo logra, y al ver las fotografías de las mujeres del Congo, ella incluida, le da tristeza y enfado saber que a corto plazo no se logra nada con esto y con esas fotos ni ella, ni las personas que con las que vive pueden comer. Sin embargo, otra mujer al ver ese proyecto de fotografía de Isabel Muñoz, vio una oportunidad para contar su historia, para hablar y mostrar al mundo la verdad de lo que pasa en su país y que en muchos países a día de hoy pasa y lastimosamente no parece acabar.
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